Desechar las obras de la carne


Ismael, el ministerio carnal engendrado por nuestra carne y fuerza natural en el lecho de la rebelde impaciencia, debe ser desechado, para que Isaac, el ministerio espiritual al que Dios nos ha llamado vea la luz. 


Mientras Ismael (obras de la carne) no sea echado al desierto junto con su madre  Agar (la carne) será un azote continuo para Isaac (vida o fruto en el Espíritu) y no lo dejará heredar.

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